Soliloquio

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Durante muchos años despertó gran curiosidad en mí el contenido de las neveras de las casas que visitaba y su relación con el tipo de personas que las habitaba. Me fijé en que las personas que vivían solas tenían unas neveras particulares; su contenido, en general escaso y desairado, resultaba muy expresivo… Muchas reflejaban abandono y soledad.

Resultó inevitable asociar el contenido de la nevera al mundo interior, individual, de las personas; La carcasa del electrodoméstico casero se convierte en el cofre que guarda la maraña de emociones, sentimientos y conductas que conforman nuestra psique. Es en definitiva el muro entre ellos y el mundo exterior. Todos los seres humanos tenemos cierto pudor a mostrar lo que ocurre en nuestro mundo interno, lo que pensamos y sentimos. En concreto, existe un pudor especial para mostrar algo tan frecuente como el sentimiento de soledad.

Y en el basto territorio de la expresión de la soledad me llamaron la atención, también, los encajes…..

El encaje siempre simbolizó para mí la materialización de los pensamientos de la persona que, debido a su extrema soledad, no puede expresarse oralmente con sus semejantes. Es la escritura de las emociones del espíritu solitario expresadas en renglones de hilo. Nos transporta directamente a un territorio de tejidos, nudos, marañas, enredos y flujos sin fin.

Sin duda, uno de los grandes problemas del ser humano actual es la soledad. Pero lo malo no es la soledad en sí; sino el miedo, real o imaginario, a la misma. El miedo a la soledad es, con frecuencia, motor de relaciones insanas y tóxicas.. Grupos humanos, parejas, matrimonios, amistades… se mantienen, estériles y destructivos, por el simple miedo a la soledad.

Todas estas reflexiones confluyen en un momento de mi vida en que me enfrento a nuevos hábitos como artista. El miedo a la soledad en mi estudio me invade. Es entonces cuando empiezo a desarrollar el proyecto cuyas imágenes presento.

Y según avanzaba en el proyecto, otro sentimiento clave se iba abriendo paso en mí… La idea de la libertad, esencial en mi forma de ser y de vivir, estaba cada vez más presente en mi búsqueda y, por eso, quería que se reflejara de alguna manera en mi trabajo. Porque la libertad también está íntimamente relacionada con la soledad. Muy a menudo, la segunda es el precio de la primera. Fue así como decidí incluir a la mariposa en mis imágenes. Como conclusión de mis reflexiones,  simbolizando la libertad

Hay que aprender a estar solos, sin miedo, y a disfrutar de nuestra individualidad. Porque no importa pagar el precio de la soledad si, a cambio, nos sentimos totalmente libres. Estaremos mejor o peor, pero la libertad siempre merece la pena.

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